Representa la figura de un joven, en actitud combativa, con un garrote en la mano derecha. Los combates de gladiadores eran una de las principales atracciones de la época romana. La política de conquista y consolidación de territorios que se llevó a cabo, antes y después de establecido el Imperio, suministraba material suficiente que sacrificar en aras de la diversión. Es este uno de los aspectos de la vida cotidiana que se menciona en la literatura de época y que aparece representado dentro de la plástica. La producción de estatuillas de bronce en miniatura estuvo muy difundida en Roma, antes y después de la época imperial, aunque nunca alcanzaron el nivel de factura de sus antecesores helenísticos.